Muchas veces no es fácil asumir que necesitas ayuda. Tal vez ni registraste que tienes un problema que solucionar; hasta que llegas al límite o hasta que alguien te sugiere que deberías buscar ayuda.
Gran cantidad de personas en el mundo piensa que visitar al psicólogo es sinónimo de estar loco. No es así, no todo es como parece. Quien consulta a un psicólogo no es quien tiene un problema. Problemas tenemos todos. Quien consulta un psicólogo es quien quiere resolverlo.
Muchas veces tendemos a creer que los problemas se van a solucionar con el paso del tiempo; sin embargo, algunos problemas vinieron para quedarse.
En algunas ocasiones, las relaciones con los otros pueden afectarnos emocionalmente, puedes experimentar sufrimiento por el fin de una relación sentimental o por la muerte de un familiar. Esas situaciones pueden volverse crónicas; fíjate en el tiempo y, si no es temporal, hay que pedir ayuda psicológica.
Para valorar si es necesaria la ayuda psicológica es muy útil e importante observar si existen ciertos síntomas asociados, como ansiedad, pérdida o aumento de apetito, inquietud excesiva, insomnio o alteraciones del sueño, sensación de tristeza, cansancio inusual, falta de concentración, etc. También es primordial valorar si se han producido cambios significativos últimamente en el ambiente familiar, laboral o personal que puedan haber desencadenado en parte el estado actual.
¿Cuál es el nivel de malestar que estás dispuesto a tolerar antes de pedir ayuda psicológica?
Si no dedicas tiempo a crear la vida que deseas, es muy probable que te pases mucho tiempo soportando una vida que no te gusta.
No importa lo fuerte que seas, cuando un problema agita sus alas, surge un terremoto que afecta nuestro interior.
El pedir ayuda psicológica es uno de los tantos recursos de los que disponemos
Señales para darte cuenta de que es momento de consultar
Cuando el problema que tienes te causa angustia
Si algo que te está pasando causa problemas significativos en tu vida cotidiana, ya sea en el colegio, en el trabajo y/o en casa. Puede ser que no te concentres como antes, que estés como en piloto automático, que no tengas ganas de hacer nada más que dormir, o perdiste el entusiasmo que tenías por las cosas, o te gana el aburrimiento. Tal vez estés evitando la interacción con las personas que te rodean. O puede ser que no estés sintiendo nada en absoluto.
Puede que estés hipersensible y estés malinterpretando cada gesto de tu compañero de trabajo, que te enojes y estalles en medio de la oficina. Se te agota la poca paciencia que te quedaba.
Cuando nada de lo que intentaste para solucionar tu problema funcionó
Hay personas que naturalizaron el sentirse ansiosas o deprimidas y lo toman como parte de la vida. “Soy así, está en mi sangre, en mi familia somos todos depresivos”. Usualmente las personas conviven con cierta cuota de sufrimiento; desde pequeñas se la tuvieron que arreglar solos. Es muy difícil que confíen en alguien. Se sienten autosuficientes y presumen haber resuelto hasta ahora todas las situaciones de la vida que tuvieron que enfrentar.
Pero, otras veces ocurre que las estrategias de afrontamiento ante dificultades nos fallan. Simplemente dejan de funcionar o son menos efectivas que en el pasado. Si intestaste aliviar tu angustia con estrategias del tipo “hablar con algún amigo, hacer más deporte o cursos de autoayuda que encontraste” y ninguno de ellos funcionó, puede ser otra señal de que ha llegado la hora de ponerte en contacto con un profesional. ¿Reconoces estos rasgos de inseguridad, susceptibilidad, experiencias negativas de la niñez o adolescencia que todavía no superaste? A través de la terapia se pueden reaprender ciertos comportamientos vitales para convivir con quien nos rodea.
Tu familia y amigos están cansados de escucharte hablar de tu problema
Nuestra familia y amigos suelen estar cerca cuando las cosas nos van bien, pero también lo están cuando las cosas van mal. Si necesitas hablar de los sentimientos y pensamientos que estás teniendo, los amigos suelen acercarse para escucharte.
Pero a veces, un amigo puede sentirse sobrecargado por tus problemas y puede ser que empiece a evitarte dejando de contestar a tus mensajes o no devolviéndote las llamadas. A lo mejor desgastaste a tu red de apoyo y es la hora de hablar con alguien que se dedique a escuchar a los demás y a ofrecerte técnicas y herramientas para mejorar tu vida.
Cuando estás abusando de alguna sustancia o alguna actividad para intentar aliviar tus síntomas
Cuando las cosas se ponen difíciles es muy común empezar a abusar de sustancias que nos alteran el estado de ánimo como por ejemplo el alcohol, tabaco, marihuana, analgésicos.
El abuso no solo se refiere a drogas legales o ilegales. Cada uno hace lo que puede, como puede y cuando puede. Lo cierto es que, así como el cuerpo duele y tratamos de manejarlo con los recursos que tenemos a mano (analgésicos, ansiolíticos, antidepresivos) auto medicarte para sentirte más relajado o menos triste es otra forma de aliviar el dolor emocional. Si ya intentaste y no funcionó, podría haber llegado el momento de que acudas a un especialista que te indique cuál es el mejor tratamiento para que te sientas mejor.
Las personas que te rodean se dieron cuenta de que tienes un problema y te sugirieron realizar terapia
A veces ignoramos las señales más obvias a nuestro alrededor. Puede ser que un amigo te haya llamado y te haya preguntado si estabas bien, ofreciéndote hablar y desahogarte. A lo mejor fue tu pareja quién te dijo que necesitas ayuda que ya no eres el mismo o la misma. Tal vez te dijo que nada de lo que hacía parecía ayudar y que de hecho las cosas parecían ir peor.
Hay cosas que dependen de nosotros, hay otras que nos son ajenas, pero un porcentaje altísimo del sufrimiento humano tiene que ver con lo que en nuestra imaginación ponemos, más allá de lo que efectivamente sucede en el afuera.
No hay peor tormenta que aquella que te armas dentro de la cabeza.
Concurrir a una entrevista no te compromete en una continuidad y puede significar una gran diferencia en tu diario vivir.
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