lunes, 27 de noviembre de 2017

ES AMOR O DEPENDENCIA??



Muchas personas tienen la sensación, una vez formada una pareja, de “olvidarse de sí mismas”. En ocasiones, también aparece esta sensación una vez que la pareja se ha roto y la persona ha de reorganizar su vida sin el otro.

Con la expresión “me olvidé de mi, de mis proyectos, necesidades, amistades,…” quieren decir que dejan de verse con sus amigos, familiares, que dejan de reservarse un tiempo para ellas mismas de autocuidados, abandonan actividades placenteras, dejan de involucrarse en su carrera profesional, etc.

Todo ello no lo apartan de sus vidas porque les haya dejado de gustar o satisfacer personalmente, si no porque en muchas ocasiones aparece dentro de la relación (en ambas personas o solo en una) la sensación de ansiedad ante la separación temporal de la pareja, que de alguna forma casi obliga a quien la padece a buscar permanente y compulsivamente a la otra persona para así compartir cada momento.

Sucede entonces que se coloca a la pareja en el centro de la propia vida, como si esta empezase y terminase en la otra persona. Esta dinámica relacional se ve reflejada y reforzada por la ideología del amor romántico, entendiendo que el echo de estar en pareja conlleva sentir esta ansiedad de separación. Algunas frases que reflejan el sentido de esta dinámica relacional son: “Sin ti no puedo vivir”, “Necesito verte a todas horas si no no soy feliz”.


Por este ideal del amor romántico, es común confundir la sensación de estar enamorado/a con la angustia que se puede sentir al separarse de la otra persona. Sentir amor por alguien, echarle de menos cuando no estamos cerca, necesariamente no ha de equipararse a dejar de hacer actividades o tareas que enriquezcan el área personal para estar con la otra persona, con la única motivación de calmar esta ansiedad que nace de la separación.

Muchas personas se encuentran con que no sienten esta necesidad de permanecer en todo momento junto al otro, y erróneamente ello puede interpretarse como que la persona no está enamorada realmente ya que mantiene su autonomía y espacio personal.

Aparecen aquí inseguridades y desencuentros dentro de la pareja, ya que no comparten la misma idea de lo que significa estar enamorado/a y estar en pareja. Las consecuencias de esta dinámica relacional basada en la ansiedad que genera la separación son variadas:

• Se produce una pérdida de la autonomía personal.

• Los límites personales de cada miembro de la pareja se vuelven confusos. Cuando una de las persona se “olvida de si misma” comienza a no tener presente sus necesidades, llegando incluso a olvidarse de ellas o no sentirlas. Ocurriendo entonces que las necesidades del otro pasan a ser las propias.

• Esto último se relaciona también con otra de las consecuencias, la pérdida de identidad. Al “perderse en el otro” se desdibuja la propia identidad, perdiendo el sentido de la misma y la noción de quién es uno/a mismo/a.

• Al refugiarse en la pareja y crear una especie de isla, ocurre que la persona se queda sin la oportunidad de mantener sus relaciones sociales y familiares, perdiendo así una gran fuente de recursos sociales y apoyo social. Lo que puede provocar sentimientos de soledad, que paradójicamente, provocan que la persona se funda más en su relación de pareja.

• La persona puede experimentar baja autoestima ya que le faltan elementos significativos en su vida, que ha ido perdiendo o ha dejado de desarrollar.

• También pueden aparecer síntomas psicológicos como ansiedad, ataques de pánico, depresión y estrés entre otros.

Por todo ello lo ideal es hallar el equilibrio. Permitirse disfrutar de la compañía de la otra persona a la vez que no se deja de disfrutar de las propias necesidades, capacidades, habilidades, intereses, relaciones, etc.

Es importante y saludable por ello preguntarse en función de qué motivaciones emocionales organizamos nuestro tiempo, qué lugar ocupa la pareja en nuestra vida, qué lugar ocupan  el resto de relaciones, proyectos laborales, personales, etc.


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